Hoy celebramos la Conversión de San Pablo y, como Familia Paulina hemos de pedirle que como él, seamos capaces de quitarnos las cegueras de nuestro corazón, y que con los ojos bien abiertos a una realidad que nos trasciende, todos y cada uno, seamos capaces de llevar a los demás el mensaje de salvación, y ser auténticos portavoces de la Buena Nueva que Cristo nos ha venido a traer.
Es algo difícil, si sólo contamos con nuestras propias fuerzas, pero es una tarea hermosa si nos ponemos en manos de Aquel que lo puede todo, y que nos ha llamado a seguir sus huellas.
No tengamos miedo, corramos la carrera, sin desalientos, y si alguna vez en nuestro camino se nos presenta el desánimo, volvamos a ponernos en manos del que es nuestra fuerza y nuestro auxilio, y sigamos caminando a la luz de quien ha venido a disipar las tinieblas que nos envuelven en este mundo.
Gracias San Pablo, por ser ejemplo para nosotros, por animarnos a ponernos en manos de nuestro Señor, el único que puede sanar nuestra ceguera, y por alentarnos a continuar el Camino.
Rosa Mª C. M.