Todo era noche menos la blancura
que desde Dios la escena reflejaba:
el ángel quedamente murmuraba
el anuncio feliz. Y la hermosura
de la Rosa en la noche transformaba
los caminos del hombre y su aventura.
¡Cuánto sí, cuánta música y dulzura,
cuánto cielo en la tierra se tramaba!
El Verbo tomó carne de María
para que en él nuestra palabra vuele
hacia la cumbre que antes nos dolía.
Y desde entonces en nosotros suele
parecer, fundando la alegría,
el Amor que el sol y las estrellas mueve.
Osvaldo Pol