Continuamos con los testimonios, hoy nuestra Hermana Mari Muñoz, anunciatina que actualmente reside en Madrid, comparte con nosotros su testimonio.
Conocí a la F.P. a través de su antigua Librería
Religiosa del Pasaje de la Paz, en Madrid, y por medio de ella a los Institutos
Paulinos. Tenía 38 años, llevaba años de búsqueda y reconocí que aquello era lo
que yo buscaba, por la paz y seguridad que nunca anteriormente había sentido.
Fui Profesora
en un Instituto de Enseñanza Secundaria. Además del trabajo de las clases, que siempre consideré
importante, y al que le dedicaba la mayor parte del tiempo, colaboré con
otros cristianos y cristianas en los
Apostolados que se iban ofreciendo: Catequesis en barrios marginados, y con
Mujeres de Acción Católica en Manos
Unidas y en otras actividades de carácter misionero.
Actualmente estoy jubilada. Mi vida es como la de
cualquier cristiana jubilada: labores domésticas y los servicios, que, sin
programarlos, cada día se presentan de varios frentes: de la familia, de la
Comunidad de vecinos, del mismo ISVA… Hoy creo que mi principal Apostolado es
el de cuidar a una Hermana del Instituto, enferma, que siempre ha vivido en
casa como miembro de la familia. Ella nos ha cuidado, sobre todo a mi padre anciano.
Ahora doy gracias a Dios por poder cuidar yo de ella.
Para comprender la vida en un Instituto hay que tener en cuenta una llamada, la que se
conoce por “vocación”. Aparece cuando se descubre a Jesucristo como Alguien
especial, y se siente una atracción tan fuerte que se desea estar con Él toda
la vida. Creo que sólo puede comprenderla quien la recibe y descubrirla
mediante la oración, que es precisamente el contacto con Él. Esa llamada lleva a una Consagración, que
puede ser privada o pública
En mi familia, un día, comiendo con mis padres y
hermanos, comentábamos mi próxima Profesión Religiosa, una de mis cuñadas,
sorprendida, me habló sobre la pérdida de libertad a la que me iba a exponer;
le expliqué que precisamente para ser libre, elegía vivir en el ISVA,
entendiendo por libertad, realizar lo que se desea, y que viviendo sola yo no
podría realizarlo.
Y es verdad, el Instituto Secular me sostiene en lo que
hago, sobre todo en esa relación con el Señor, que me es difícil en el mundo en
el que vivimos hoy; el estar en el Instituto, me ayuda a perseverar y ser fiel
al Señor en los momentos de debilidad
No siempre ha
sido todo fácil. Tuve mis crisis, mis dudas que, gracias a Dios, pude
superarlas. Actualmente estoy muy bien. Ha influido descubrir el poder de la
Alabanza y la Bendición en mi vida, regalo recibido de manos del Espíritu Santo,
Resumiendo: Quizá todo podría haberlo hecho, o hacerlo
actualmente, sin estar en el Instituto. Sin embargo, para mí, la Familia
Paulina, sobre todo mis Hermanas del ISVA
y de la SSP , son la familia
espiritual que me sostiene de forma especial y, a la vez, sin que haya nada de extraordinario; son como
los pilares de un edificio que, aunque a veces no se vean, lo sostienen.
Termino mi testimonio, bendiciendo en el Nombre de
Jesús Maestro y, junto a Él, a todas las personas que lo hayan leído,
bendiciendo sus vidas en todo lo que necesiten. Que María Reina de los Apóstoles
nos bendiga a todos con su bendición especial y maternal. Amén.
Mari Muñoz