domingo, 1 de marzo de 2020

I domingo de cuaresma

Comenzamos  en Cuaresma, esta serie de reflexiones sobre las lecturas dominicales, con la reflexión que Mari Muñoz Moreno, anunciatina, ha tenido a bien compartir, sobre este primer domingo de Cuaresma. 

"...Entonces el Espíritu llevó a Jesús al desierto para que el diablo lo pusiera a prueba"
Mat 4,1

El Espíritu conduce a Jesús, no solamente al desierto, sino que lo conduce toda su vida, y Jesús se deja conducir por el Espíritu.
El Espíritu no impide que tengamos tentaciones, el que  nos conduzca no quiere decir que nos libre de la lucha. Él nos ayudará a luchar pero somos nosotros los que decidimos en nuestra vida, los que elegimos.
Si a Jesús, que distinguía perfectamente el bien del mal, tuvo que pasar la prueba y fue tentado con el poder, el tener y el ganar, ¡cuanto más nosotros!
Por mucho que nos cueste algo, tenemos que tener la confianza y la fe de que el Espíritu nos acompaña. Creo que el Espíritu no nos lleva a las tentaciones, el Espíritu nos acompaña para auxiliarnos en las tentaciones, Él nos ilumina para poder distinguir el bien del mal y nos da la fuerza para poder elegir el bien.
Las tentaciones surgen cuando menos las esperamos, por causas propias o ajenas, no deben asustarnos, pero sí estar preparados, pues son pruebas de la vida que nos hacen caer y si las vencemos nos hacen crecer.
Pidamos al Espíritu que Él nos lleve siempre en nuestra vida, nos conduzca siempre como lo hizo con Cristo Jesús.