Hoy, Señor, ha comenzado nuestra Semana Santa. Otros años los niños acompañaban la procesión recordando tu entrada triunfal en Jerusalén, pero tu imagen no ha paseado las calles de las ciudades y pueblos de España, ni de la mayor parte de los países del mundo, hoy, un virus que se ha extendido por el mundo con millares de contagiados y muertos, nos tiene en casa.
Tal vez era lo que necesitábamos para vivir contigo tu Pasión y llegar a la Resurrección. Este año nuestra Semana Santa la vivimos en el interior de nuestras casas, añorando la alegría de los niños acompañándote, pero pienso que nunca ha sido tan triunfal tu entrada pues has entrado en nuestros corazones, las celebraciones las hemos seguido por TV o radio, los templos se ven vacíos pero no estaban vacíos, pues estábamos allí presentes con nuestro deseo. A muchos nos ha cogido sin tener nuestra rama de olivo o nuestra palma para que se pudiese bendecir, pero si hemos tenido palma, la hemos hecho para tener el signo de lo que estamos viviendo, la entrada a esta Semana Santa, que en ocasiones nos hemos olvidado de ti y hemos viajado, alejándonos del bullicio de las procesiones, o buscando un descanso y cambio de lugar.
Tú, sin embargo, no nos dejas, estás acompañando las soledades de los enfermos en los hospitales, junto a los que partirán a la Casa del Padre, y has puesto ángeles que cuidan de nosotros en hospitales, limpieza, farmacia, tiendas de alimentación, ejercito, que se afanan en montar hospitales de campaña, para que todos los enfermos tengan cabida y no se descarte a nadie; la solidaridad ha estado más patente que nunca, prestando servicios, supliendo la falta de material de protección y en muchos hogares se ha estado fabricando mascarillas, y hay otras personas de buena voluntad que han enviado respiradores y equipos de protección.
Enumerar las muestras de solidaridad es imposible sin dejarnos alguna. Tú estás en medio de nosotros alentándonos en nuestros esfuerzos. Los niños aguantan su encierro, algún escritor que hace cada día un cuento para hacer mas llevadero el encierro a los más pequeños, personas que animan con sus cantos o la interpretación de obras musicales. ¿Como sería posible este derroche de generosidad si no estuvieses en estos momentos con nosotros? Nosotros cuando nos va bien te dejamos, pero tú Señor te quedas en los momentos más difíciles en medio de nosotros.
¡HOSANNA EN EL CIELO; BENDITO EL QUE VIENE EN EL NOMBRE DEL SEÑOR!
Rosa María Córdoba Molina