Espíritu Santo, amor eterno del Padre y del Hijo, te adoro, te doy gracias, te amo y te pido perdón por las veces que te he ofendido en mi y en mi prójimo.
Dame Luz, santidad y espíritu misionero.
Que conozca a Cristo Maestro, asimile su Evangelio y siga las enseñanzas de su Iglesia.
Que con María, Reina de los Apóstoles, te invoque, te espere, te reciba y me deje guiar por ti. Amén´
Día Octavo: "¡Ven Espíritu Santo! Ven a renovar nuestra vida con tu divina gracia"
Lectura bíblica: "El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra" (Lc 1, 35)
Reflexión: En Pentecostés, el Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad , se nos da como DON. El Espíritu Santo es nuestro defensor, nuestro paráclito, quien nos recordará y nos enseñará todo, es la vida para nuestra intimidad con Dios, es el amor, es la luz que nos hace descubrir por dónde tenemos que caminar y hacia dónde tenemos que ir (V. M. Fernández) " El alma de María desde su concepción era llena de gracia y santificada en sí misma, la más excelsa hija del Padre. En la Encarnación fue llena de gracia para ser fecundada por este mismo Espíritu. En Pentecostés por obra del Espíritu Santo, fue inundada de gracia para ser la digna Madre de la Iglesia, auxilio de los cristianos, causa de nuestra alegría, reina y maestra. El Espíritu Santo infundía en ella las virtudes teologales, las virtudes cardinales, los siete dones, los doce frutos, las ocho bienaventuranzas, un amor universal, una ternura materna. Del corazón de María se irradiaba el Espíritu Santo" (cf RdA, beato p. Alberione)
Propósito: Unidos a María, digamos, ¡Ven Espíritu Santo! ¡Ven a renovar nuestra vida!
Oración final: "María, Reina del cielo y de la tierra, en los días que permaneciste en el Cenáculo, como maestra, consuelo y madre de los apóstoles, invocaste y recibiste la plenitud del Espíritu Santo, amor del Padre y del Hijo, renovador de los Apóstoles. Con el don de Espíritu, conviértenos en apóstoles. que renunciando a todo lo transitorio entreguemos nuestra propia vida a Cristo y a los hermanos con el apostolado del testimonio, de la palabra, de la oración y de los medios de comunicación social. María, Reina de los Apóstoles, ruega por nosotros."
Padrenuestro
Ave María
Gloria