domingo, 31 de mayo de 2020

Pentecostés


Hoy agradecemos que comparta con nosotros su reflexión sobre lo que es para ella este día de Pentecostés y lo que la Palabra resuena en ella,  María Dolores Córdoba, anunciatina española.

Con Pentecostés se cierra el ciclo Pascual y este día es uno de los más importantes litúrgicamente, ya que Dios envía su Espíritu estando María con los Apóstoles en oración, en el Cenáculo.  Una de las lecturas más importantes y de más belleza (al menos para mí), en este día, es la Secuencia del Espíritu Santo y es probablemente de las lecturas que menos utilizamos, pero quizás es una de las que tendríamos que tener más presente en nuestro día a día, ya que en ella se engloban todas nuestras necesidades espirituales y en ella reconocemos que si el Espíritu no obra en nosotros, no somos nada, ya que entre otras cosas nuestra alma estará vacía si el aliento del Espíritu no nos inunda. Si no dejo que el Espíritu Santo habite en mí, el poder del pecado en nosotros sería inmenso.

Hemos de pedir que siempre el Espíritu nos de su aliento, ya que nosotros por nosotros mismos, no tenemos la capacidad suficiente para desarrollar y afrontar muchos de los retos que se nos presentan en nuestro día a día, pero muchas veces no nos damos cuenta de cuánto hace el Espíritu por nosotros, de qué manera nos guía y acompaña a lo largo de nuestra vida. Por ello, sobre todo, hemos de pedirle que nos envíe sus siete dones:
* 1.- SABIDURÍA: para entender el proyecto de Dios en nosotros.
* 2.- ENTENDIMIENTO: Para aceptar las verdades de Dios.
* 3.- CONSEJO: Para saber discernir las opciones de nuestra vida.
* 4.- CIENCIA: Pero ciencia de Dios, no del mundo.
* 5.- PIEDAD: Para actuar de acuerdo con la voluntad de Dios.
* 6.- FORTALEZA: Para afrontar las dificultades del día a día.
* 7.- TEMOR DE DIOS: Para saber asumir la voluntad de Dios.
Cada día hemos de ponernos en las manos de Dios, pero también cada día, hemos de pedirle que nos envíe el Espíritu Santo, para que nos sostenga, ilumine y guíe nuestro caminar en la fe y podamos ser reflejo de María Reina de los Apóstoles (cuya fiesta celebramos ayer), “Ven Espíritu Divino, manda tu luz desde el Cielo…).


María Dolores Córdoba