viernes, 12 de junio de 2020

Mes a San Pablo - día 12

CORRESPONDENCIA DE SAN PABLO
La correspondencia a las gracias divinas es tan necesaria que sin ella no se haría más que gravar la propia conciencia. Es preciso recordar la tremenda sentencia del divino Salvador: «Muchos son los llamados, pocos los elegidos».
Justo así fue la correspondencia de san Pablo.
Respondió con prontitud: el mismo día de recibir el bautismo él era ya un apóstol: donde todos le temían como blasfemo y perseguidor él les exhortaba a bendecir y reconocer a Jesucristo. Y hubo necesidad de que le invitasen a retirarse por algún tiempo a orar y meditar.
Correspondió con generosidad. Las dificultades le encendían, las torturas le inflamaban, después de ser lapidado se levantaba más fuerte y vivo. Llevado ante Agripa para ser juzgado, hablaba con tanto ardor que los jueces le hicieron marcharse casi para no quedar persuadidos por él a hacerse cristianos.
Con constancia. En Mileto encontró reunidos muchos sacerdotes, y ahí está el discurso que tuvo con ellos. Ahora yo voy a Jerusalén, guiado por el Espíritu Santo, que en todos los lugares por donde paso me da a conocer las cadenas y tribulaciones que allí me aguardan. Pero nada de eso me asusta, ni estimo mi vida de más valor que mi deber. Me importa poco vivir o morir, con tal de que yo termine mi carrera dando glorioso testimonio al Evangelio que Jesucristo me ha confiado.
La correspondencia a las gracias que nos son dadas por Dios tiene que ser pronta, generosa, constante.
Obsequio: Recuerda y enlista las gracias que Dios te ha dado y elige una para corresponder con prontitud, generosidad y constancia
Jaculatoria: San Pablo apóstol, protector nuestro, ruega por nosotros y por el Apostolado de las Ediciones.