LA FE DE SAN PABLO
1. La fe es la primera y más fundamental virtud, pues constituye, según el
concilio de Trento, el principio de la vida cristiana.
Sin ella es imposible agradar a Dios,
dijo san Pablo, o mejor lo dijo Jesús: quien no cree no podrá salvarse.
Es necesario
considerar que la fe de san Pablo fue constante ante las más grandes
dificultades. Después de su conversión, no tuvo ni un momento de duda, ni un
momento de titubeo, incluso frente a graves dificultades. Los hebreos le
montaron toda clase de conflictos y objeciones; pero él no cedió, no dudó; le
llegaron persecuciones de sus connacionales porque creía en Jesucristo, pero
nunca vaciló; le amenazaron de muerte, pero no se amilanó ni siquiera ante el
verdugo. Al contrario, a medida que pasaban los días de su vida, la fe se hacía
cada vez más firme en su corazón, viendo los prodigios que se multiplicaban en
sus propias manos.
Tú rechaza toda
duda, no prestes fe a los periódicos y a los escritorcillos necios: sólo la
Iglesia, dice san Pablo, es columna y fundamento de la verdad.
Obsequio: Con humildad recitemos tres veces las
palabras de san Pablo: Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra
nosotros?
Jaculatoria: San Pablo apóstol, protector nuestro, ruega
por nosotros y por el Apostolado de las Ediciones.