jueves, 4 de junio de 2020

Mes a San Pablo - día 4

CARIDAD DE SAN PABLO HACIA DIOS
La caridad es una amistad, una benevolencia, un amor que mostramos en nuestro corazón hacia nuestro Padre celeste y hacia nuestros hermanos, el prójimo. El amor a Dios y al prójimo son como dos rayos de la misma llama.
La caridad hacia Dios puede considerarse como el estado de gracia. Más aún, es inseparable del estado de gracia. Es tan necesaria que san Pablo escribe: «Ya puedo hablar las lenguas de los hombres y de los ángeles que, si no tengo amor, no paso de ser una campana ruidosa o unos platillos estridentes. Ya puedo hablar inspirado y penetrar todo secreto y todo el saber; ya puedo tener toda la fe, hasta mover montañas, que, si no tengo amor, no soy nada. Ya puedo dar en limosna todo lo que tengo, ya puedo dejarme quemar vivo que, si no tengo amor, de nada me sirve».
¿Quién puede decir el grado excelso de santidad del Apóstol? Él empieza por asegurarnos de poseer la gracia del Señor cuando escribe: El amor de Dios ha sido derramado en nuestro corazón en fuerza del Espíritu Santo que se nos ha dado. Luego exhorta a los fieles de Éfeso a crecer con él cada día en la amistad de Dios; después pide a los filipenses que suban con él más arriba. Sabemos lo encendido que estaba en su corazón el fuego del amor de Dios por lo que escribía sobre su íntima unión con nuestro Señor Jesucristo hasta decir que ya no vivía él sino Jesucristo en él.
Obsequio: A lo largo del día recuerda frecuentemente el consejo de san Pablo: hágase todo en el amor.
Jaculatoria: San Pablo apóstol, protector nuestro, ruega por nosotros y por el Apostolado de las Ediciones.