Ayer nos referíamos al CAMBIO. Un cambio con sus caminos y sus caminantes. El cambio nunca viene por sí solo. Viene de los valores que hayamos descubierto y de cómo los luchemos. Hay que ponerse a la escucha, al discernimiento y a la tarea. Nos recordaba el Papa: “En esta pandemia, a cada uno de nosotros, Dios nos está pregun-tando qué es lo que valoramos, qué es lo importante para nosotros. Él nos está haciendo ver que, en último término, lo único que importa es el amor. El amor que Jesucristo tiene por nosotros. El amor que nosotros tenemos por Él. El amor que nos tenemos los unos a los otros… En esta hora de la historia, Jesús nos está llamando a amar sin reservas. Tenemos que ayudar a que nuestros prójimos se recuperen. Debemos ayudarles a llorar a sus muertos y a sanar sus heridas para que comiencen sus vidas de nuevo. Debemos asegurarnos de que los pobres no sean olvidados. Estamos viviendo juntos esta situación. Y somos más fuertes y mejores cuando actuamos juntos” (Angelus, 18-05-20). “No te asuste el camino que se abre, - aunque fruto sea de gran desgracia, - si el futuro logramos que se labre”.
Llamados a explorar caminos nuevos,
no te refugies en un “échate atrás”.
Grande será tu responsabilidad,
si detrás te escudas de un “no me atrevo”.
Si a ti mismo dices “no me muevo”
contra el futuro que viene pecarás;
y responsable serás, aun sin maldad
con quienes quieren volver al medioevo.
No te asuste el camino que se abre,
aunque fruto sea de gran desgracia,
si el futuro logramos que se labre
Y te dará el Espíritu su gracia
para que, en este futuro, tú salves
lo que sea para TODOS de bonanza.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)