En medio de la pandemia, ayer veíamos la necesidad de tener “ojos para mirar”. Pero no podemos mirar de cualquier manera. El momento que estamos viviendo lo miramos con los ojos trasplantados de Jesús. Como buenos discípulos estamos llamados a mirar como Él. El Papa Francisco nos indicaba: “cuando salgamos de esta pandemia, no podremos seguir haciendo lo que veníamos haciendo, y como lo veníamos haciendo. No, todo será distinto. Todo el sufrimiento no habrá servido de nada, si no construimos entre todos una sociedad más justa, más equitativa, más cristiana, no de nombre, sino de hecho, una realidad que nos lleve a una conducta cristiana. Si no trabajamos para terminar con la pandemia de la pobreza en el mundo, con la pandemia de la pobreza en el país de cada uno de nosotros, en la ciudad en donde vive cada uno de nosotros, este tiempo habrá sido en vano” (Video-mensaje, Vigilia de Pentecostés. 30-5-2020). “Y a nosotros nos dejó como señal - hacer de los pobres nuestra gente, -y luchar por su perdida dignidad”.
Que pensemos y hagamos por los otros
no es cuestión de simple preferencia,
pues que Jesús nos pide diligencia
para hacerles como hacemos con nosotros.
La pandemia ha dejado a muchos rotos
y ha quedado en la más pura evidencia
cuán necesaria y urgente es la clemencia
que con ojos de Jesús mira a los otros.
La mirada de Jesús fue preferente,
pues que queriendo a todos por igual,
a los pobres no sacaba de su mente.
Y a nosotros nos dejó como señal
hacer de los pobres nuestra gente,
y luchar por su perdida dignidad.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)