viernes, 3 de julio de 2020

SONETO: LAS PUERTAS DEL CORAZÓN

El tiempo de pandemia nos puede estar dardo un corazón “universalmente” abierto, pero “localmente” cerrado. Es necesario por eso, examinar atentamente nuestro corazón y ver cómo están sus puertas: pueden estar abiertas para quienes sabemos que nunca las van a utilizar y cerradas para quienes necesitan pasar por ellas. El Papa Francisco decía sobre el corazón: “Hay una diferencia entre “el corazón endurecido”, como lo estaba el de los discípulos, y el “corazón compasivo” del Señor, expresivo siempre de su voluntad del Señor: “quiero misericordia y no sacrificios”… Un corazón sin compasión es un corazón idólatra, es un corazón autosuficiente, que se rige por su propio egoísmo y que se hace fuerte sólo con las ideologías. Los cuatro grupos ideológicos del tiempo de Jesús: fariseos, saduceos, esenios y zelotes habían endurecido su corazón para llevar adelante un proyecto que no era el de Dios: no dejaban lugar al proyecto de Dios; no dejaban lugar a la compasión” (Homilía, 28-2-2020). “Tiempo es de abrir del corazón las puertas - y para siempre romper sus cerrojos, - de toda cerrazón estando alerta”. 




El momento puede hacernos solitarios, 
si cercanos por el cuerpo solo estamos. 
Pero no lo podrá hacer, si buscamos que, 
en todo, los afectos sean primarios. 

En toda su amplitud ser solidarios 
cercanía es que llega a los lejanos; 
y que a todos trata como a hermanos, 
dejando de jugar a ser contrarios 

Tiempo es de abrir del corazón las puertas 
y para siempre romper sus cerrojos, 
de toda cerrazón estando alerta. 

Y de a todos mirar con tales ojos 
que las puertas encuentren siempre abiertas
 y a nosotros entrenados al despojo. 


P. Pedro Jaramillo 
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)