En este tiempo de pandemia, en el que “se nos ha movido el piso”, y ¡con qué fuerza!, necesitamos reconocer nuestra verdad y abrirnos a la Verdad. No es tiempo para que nos engañemos ingenuamente. Nos puede costar, pero hay que abrirse de corazón. Nos recordaba el Papa Francisco: “vivimos en una época en la que se es más bien escéptico respecto a la verdad. Benedicto XVI habló muchas veces de relativismo, es decir, de la tendencia a considerar que no existe nada definitivo y a pensar que la verdad deriva del consenso o de lo que nosotros queramos. Surge la pregunta: ¿existe realmente «la» verdad? ¿Qué es «la» verdad? ¿Podemos conocerla? ¿Podemos encontrarla? … Es la pregunta de Pilatos que no logra entender que «la» Verdad está ante él, no logra ver en Jesús el rostro de la verdad, que es el rostro de Dios… Una verdad que no se maneja como si se tratara de una cosa. La verdad se encuentra. No es una posesión, es un encuentro con una Persona” (Audiencia del 15-5-13). “Mira a Jesús que se te da cual Verdad - y cambia ese tu rostro sombrío - que plena será con Él tu realidad”.
La pandemia nos ayuda a descubrir
que a la mentira estamos apegados,
y de tal manera a ella nos atamos
que, si nos falta, hasta nos cuesta vivir.
Frecuente es que para poder subsistir
con apariencias solo nos cubramos,
ansiosos por la imagen que ofrezcamos,
de espaldas a mi verdad que he de admitir.
Si de tu vida te asusta el vacío,
pero la quieres realmente llenar
¡cuidado con los nuevos desvaríos!
Mira a Jesús que se te da cual Verdad
y transforma ese tu rostro sombrío,
que plena será con Él tu realidad.
"El esplendor de la Verdad"
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)