miércoles, 1 de julio de 2020

SONETOS: NUESTROS SENTIMIENTOS

Que no nos dé miedo a sentir golpeado nuestro sentimiento. La fortaleza de ánimo no está reñida con una sensibilidad humana, capaz de conmoverse hasta llorar y, sobre todo, a hacerlo junto a la gente que llora. Nos compartía el Papa Francisco: “Pienso en tanta gente que llora: gente aislada, gente en cuarentena, los ancianos solos, personas hospitalizadas y personas en terapia, padres que ven que, como no reciben la paga, no podrán dar de comer a sus hijos… Mucha gente llora. Y no nos hará mal llorar un poco con el llanto del Señor por todo su pueblo”. Y hace una invitación a un examen de conciencia: “ante un mundo que sufre tanto, ante tanta gente que sufre las consecuencias de esta pandemia, me pregunto: ¿soy capaz de llorar, como seguramente lo habría hecho Jesús y lo hace ahora? Mi corazón ¿se parece al de Jesús? Y si es un corazón duro, aunque sea capaz de hablar, de hacer el bien, de ayudar, pero mi corazón no entra y no soy capaz de llorar, debo pedir esta gracia al Señor: Señor, que yo llore contigo, que llore con tu pueblo que en este momento sufre” (Homilía 29-3-20) “Pues no es bueno esconder lo que sentimos, - cuando el alma tenemos tan herida + que en lágrimas recorre su camino” 


 Si con dolor te sientes abrumado, 
no pienses que es débil tu sentimiento. 
Pues no es debilidad el desconcierto 
que de esta cruel pandemia es resultado. 

A tanto sufrimiento acumulado 
no podrás responder con miramientos; 
lo harás más bien a pecho descubierto 
y sin tener vergüenza de tu llanto. 

Pues no es bueno esconder lo que sentimos, 
cuando el alma tenemos tan herida 
que en lágrimas recorre su camino. 

La solución no la hallarás en la huida: 
adentro de la gente está el destino, 
y tú lo encontrarás en la acogida. 

P. Pedro Jaramillo 
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)