jueves, 6 de agosto de 2020

SONETO: LA PUERTA

En la situación de encierro en que nos tiene la pandemia, ¡cómo extrañamos la puerta! ¡cómo extrañamos salir y subir las montañas y entrar de nuevo a los adentros! ¡Cómo extrañamos la vida! Y es que nuestra vida también necesita una puerta abierta. Jesús dijo de él mismo: “Yo soy la puerta”. Y el Papa Francisco se pregunta: “¿cómo es Jesús la puerta?”, para responder: “abre las  bienaventuranzas y haz lo que dicen: sé humilde, pobre, manso, justo… No escuches otras propuestas: la puerta es siempre Jesús y quien no entra por esa puerta, se equivoca. Alguien me puede decir: ‘usted es fundamentalista’. No. Jesús dijo con sencillez: ‘Yo soy la puerta’. Es una puerta hermosa, una puerta de amor, una puerta que no engaña, no es una puerta falsa. Siempre dice la verdad, pero con ternura y amor” (homilía, 22-4-13) “Mira a Jesús, pues que Él mismo es la PUERTA - y, al ponerlo de tu vida en el centro, - salida y subida dalas por ciertas”. 


En este tipo de vida metidos 
difícil es encontrar la salida 
y muy costoso emprender la subida, 
por estar completamente molidos. 

Es peligroso quedarse dormidos, 
soltando de nuestras manos la brida, 
porque segura será la caída 
y con fuerza sonarán los crujidos. 

Necesitamos salir desde adentro: 
en el corazón nos jugamos la apuesta 
de rehacer en nuestra vida el encuentro. 

Mira a Jesús, pues que Él mismo es la PUERTA 
y, al ponerlo de tu vida en el centro, 
salida y subida dalas por ciertas. 

P. Pedro Jaramillo 
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)