La “inspiración viene”, hoy, de Jeremías (1 Lectura del domingo XXII). Al profeta le cuesta tanto desgaste anunciar la Palabra que ya no puede más… y de su boca sale un lamento, una queja: se siente “forzado” por Dios. El anuncio de Jeremías es duro (“violencia y destrucción”), pero más dura es aún la reacción (“todos se burlaban de mí”… “la Palabra se me volvió oprobio y desprecio todo el día”). Y Jeremías, desolado, llega a un propósito negativo: “ya no me acordaré de Él, ya no hablaré más en su nombre” (ya no seré “profeta”) – niega su vocación – Y de dentro – no postiza – le viene la respuesta. La Palabra es más fuerte que su queja: un fuego tan ardiente que no podía apagarlo… Buen modelo para ahondar en la “oración de queja” que, en estos días, sale con frecuencia de nuestra boca.
lunes, 31 de agosto de 2020
SONETO: PALABRA, FUEGO ARDIENTE
Intentar apagar el fuego y no poder
y dejarse abrasar por la Palabra:
un espíritu nuevo así se labra
y de tu vida haces nuevo amanecer.
Como profeta te tienes que exponer,
para que tu propio corazón se abra,
sin temer cualquier reacción contraria
que con sorna o burla intente tu traspiés.
Profeta de vida en tiempos de muerte:
poner horizontes que ensanchan la luz
y no dejar nuestra vida a su suerte
es ofrecer a una tan gran multitud
el gran gozo de un futuro viviente,
aun sumidos en este trance de cruz.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)