viernes, 7 de agosto de 2020

SONETOS: SILENCIO Y MISTERIO

En este tiempo de pandemia hemos tenido y tenemos un silencio “obligado”, que quizás no estemos aprovechando. El Papa Francisco hacía esta observación: “en este tiempo ¡hay tanto silencio! Incluso se puede oír el silencio. Que este silencio, que es algo nuevo en nuestros hábitos, nos enseñe a escuchar, nos haga crecer en nuestra capacidad de escucha (Homilía 21-4-20). También la escucha de nuestro misterio interior. El mismo Papa ya había dicho: “el misterio de la relación entre Dios y el hombre no busca la publicidad, porque no lo haría verdadero. Requiere más bien el estilo del silencio. 
Corresponde luego a cada uno de nosotros descubrir, precisamente en el silencio, las características del misterio de Dios en la vida personal. Pero cuando en nuestra vida no hay silencio, el misterio se pierde, se va”. De aquí, la importancia de «custodiar el misterio con el silencio: “es… el poder de Dios para nosotros, la fuerza del Espíritu Santo” (Homilía 20-12-13). “Escuchar, silente, al Dios que me inunda - y saber oír sus palabras calladas - es tarea que mi alma fecunda”.


Nos dicen que, aun estando muy callados,
no nos hemos aprendido el silencio,
pues, aun quitando la bulla de en medio,
no ha estado nuestro interior inundado.

Cuando el silencio nos tiene arropados
y su voz en mis adentros potencio,
sus susurros cual palabras aprecio
y su mensaje me deja impregnado.

Escuchar, silente, al Dios que me inunda
y saber oír sus palabras calladas
es tarea que mi alma fecunda.

Y hace sentir avanzar la alborada,
que con su voz el Espíritu inunda,
de una vida en el silencio donada.

P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)