De repente, nos hemos encontrado con muchas cosas cambiadas en nuestra vida de cada día. Una “obligada” convivencia familiar no se puede convertir en vivencia de “prisión” … ¡Ojalá la podamos convertir en vivencia de “pasión” !: apasionados por un encuentro familiar que crece en hondura y “sabe cambiar la fuerza en gracia”.
Un corazón estrecho y retorcido
de aullidos ha su soledad poblada.
Que no hay paz en un alma desbordada,
y transformada acaba en alaridos.
Soledad al servicio del encuentro
con aquellos que son de tu familia.
Es el tiempo del amor que reconcilia
y a los otros te abre desde dentro.
El virus nos forzó a ser solidarios:
navegar juntos en la misma barca,
y dejar de jugar a ser contrarios.
La pandemia que a todos nos abarca
nos iguala a la fuerza, siendo varios:
¡momento es de cambiar la fuerza en gracia!
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)