Con diferentes grados de intensidad, todos estamos sintiendo en este tiempo de pandemia una profunda soledad. El necesario aislamiento social nos da la real sensación de estar remitidos exclusivamente a nosotros mismos y a nuestra historia personal. Dedicado a quienes, desde lo más hondo, quieren prevenir el virus de la soledad
Sin quererlo te han metido en soledad.
No vayas a poblarla con aullidos,
si por dentro te vienen los gemidos,
cálmete de tu buen Dios la gran bondad.
Por cierto ten que Dios no es tu enemigo,
no pienses que quisiera castigarte
o cuenta lleve de aquello en que pecaste,
¡su delicia es estar siempre contigo!
Tu corazón calma y, en su sosiego,
el abrazo recibe de Quien quiere
que nunca desfallezcas por el miedo
No siendo más cercano el que lo teme,
desde mi soledad, por eso, quiero
A Él siempre mirar para entenderme.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz