Al tiempo que solidariamente nos defendemos de la pandemia y aún más solidariamente la
sufrimos con quienes la están padeciendo o han sido víctimas de ella, el momento nos invita a
sacar lecciones que puedan “reorientar” nuestro estilo de vida post-coronavirus… Aquí les
comparto otra.
Ha bastado un “bicho” insignificante
para hacernos conscientes del abismo;
incapaces de avanzar nosotros mismos
hemos sido arrastrados adelante.
Con horror y con pánico hemos visto
qué grande la debilidad de los cimientos:
habíamos dado por seguro y cierto
no tener que contar con lo imprevisto.
¡Ojalá y caigamos en la cuenta
que no somos almacén de omnipotencia!
pretendiendo hasta a Dios manipular.
Buena lección la de este duro momento:
sacudidos por este gran desconcierto,
encajar, sin disimulos, la humildad.
P. Pedro Jaramillo.
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)