Iguales en la amenaza, no lo somos en sus consecuencias. El Papa Francisco lo expresaba con claridad en una reciente audiencia: “La pandemia ha dejado al descubierto la difícil situación de los pobres y la gran desigualdad que reina en el mundo. Y el virus, si bien no hace excepciones entre las personas, en su camino devastador, se ha topado con grandes desigualdades y discriminación. ¡Y las ha aumentado! La respuesta a la pandemia es, por tanto, doble. Por un lado, es indispensable encontrar la curación para un virus pequeño, pero terrible, que pone de rodillas a todo el mundo. Y por otro, tenemos que curar un gran virus, el de la injusticia social, de la desigualdad de oportunidades, de la marginación y de la falta de protección de los más débiles. En esta doble respuesta de sanación hay una elección que, según el Evangelio, no puede faltar: es la opción preferencial por los pobres… No es una opción política; ni tampoco una opción ideológica, una opción de partidos. La opción preferencial por los pobres está en el centro del Evangelio. Y el primero en hacerla fue Jesús” (Audiencia, 19-8-20) “Paso grande hay que dar en ser iguales - y muy preciso es darlo sin tardanza - sabiendo que distancias tan brutales - no reciben de Dios las alabanzas”.
jueves, 3 de septiembre de 2020
SONETO:¿IGUALES?
Iguales ante el virus peligroso
la común amenaza hemos sentido,
pero no puede darse por sabido
que igualdad sea un asunto más brioso.
Amenazados por un mismo acoso,
idéntica suerte no hemos corrido:
ser iguales se ha visto reducido
al capricho de virus tan doloso.
Paso grande hay que dar en ser iguales,
y muy preciso es darlo sin tardanza,
sabiendo que distancias tan brutales
no reciben de Dios las alabanzas
ni a Jesús le parecen ser cabales,
y cierran de hermandad las esperanzas.
P. Pedro Jaramillo
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)