Es conveniente que estos sonetos corresponde a aquellos que el autor reflexionó y compartió desde el comienzo de la pandemía, hasta junio que es cuando nosotras empezamos a compartirlos en nuestro blog.
En medio del coronavirus, no pueden faltar nuestras “flores a porfía”. Es verdad, que enredadas con espinas. Pero es propio de la Madre saber aunar lo que parece contrario. Nos recuerda el Papa Francisco: “La dinámica que une justicia y ternura, contemplar y caminar hacia los demás, (…) hace de María un modelo eclesial para la evangelización”. El Papa pone, además, en nuestros corazones una súplica, especialmente indicada para nuestro estilo de Iglesia en este momento duro: “Le rogamos que (…) nos ayude, para que la Iglesia llegue a ser una casa para muchos, una madre para todos los pueblos, y haga, así, posible el nacimiento de un mundo nuevo. Es el Resucitado quien nos dice: (…) «Yo hago nuevas todas las cosas» (Ap 21,5). Con María, avanzamos, confiados, hacia esta promesa” (EG, 288): “A mi interior le abrirás sus ventanas”: la promesa que genera confianza.