¡Oh, Sol naciente!
Recordemos que es es preciso
entrar en Belén, entrar en la gruta
donde entró Jesús.
Él buscó todo cuanto hay de más
pobre, murió en la cruz
y después su sepulcro
le fue prestado.
No poseyó ni siquiera una piedra,
todo lo tuvo en uso.
Beato Santiago Alberione