Me abandonaré a María y a
Jesús y así tendré la seguridad
del éxito. Sí y quien de veras
tiene que transformarme y
plasmarme en otro Jesucristo
humilde, eres tú, María... Por
tanto a ti nuevamente
me consagro del todo, a ti me
confío, oh Madre; transfórmame.
Beato Santiago Alberione