Se crea en fondo al alma un
ideal, en el que convergen
todas las facultades, enlazadas
en un querer diariamente
reforzado: pensamientos,
fantasía, memoria, oración,
corazón, relaciones, estudio,
lecturas... todo resulta material
de construcción para el gran
edificio de la santidad personal
y del apostolado.
Beato Santiago Alberione