De san José se podrían decir infinidad de cosas. Por
ejemplo, que fue el hombre del silencio (el Evangelio no nos transmite ni una
sola palabra suya); que fue el hombre de fe y de obediencia rápida a la
voluntad de Dios; el esposo fiel y el padre de familia totalmente entregado a
ella; el educador privilegiado, que tuvo a sus cuidados al Hijo de Dios; el
servidor fiel que proveyó con infinita diligencia para mantener a su esposa y
su hijo… Etc.
Nos conformamos con la síntesis de los aspectos que el cad. Gianfranco Ravasi, eminente biblista escribió hace un año por estas fechas, en un artículo titulado "San José, el 'desobediente' que cuidó de Jesús", -naturalmente, "des-obediente" a las leyes de su tiempo, para responder a la voluntad de Dios.-
Comienza constatando la escasez de datos que el Evangelio ofrece de san José, lo que ha provocado abundante literatura apócrifa -muy conocido es el Protoevangelio de Santiago-. Esto no impide que se pueda descubrir una figura de José interesante también para el hombre de hoy. Son Mateo y Lucas los que hablan de José el "artesano" -suele decirse "carpintero", pero el termino original significa más bien el artesano que trabaja la madera o la piedra -. De él aprendería Jesús el oficio que le convirtió en el "hijo del artesano". Gracias a este trabajo, la Sagrada Familia podía llevar una vida digna.
Después hace algunas observaciones muy interesantes sobre san José. Mateo presenta un retrato exquisito del Santo, que pensó incluso en librarse de una historia que lo superaba, despidiendo a María en secreto; pero al fin asumió toda su responsabilidad hacia ella y hacia el Niño que había de nacer, entregándose en cuerpo y alma a la realización del plan de Dios.