Después de la muerte de Herodes, el ángel se apareció de nuevo en sueños a José y le dijo: "Levántate , coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño" (Mt 2,20) José se levantó, tomó al niño y a su madre y volvieron a la tierra de Israel. Pero al enterarse de que en Judea gobernaba Arquelao en lugar de su padre Herodes, José tuvo miedo. Gracias a un nuevo aviso recibido en sueños, fue a Nazaret. Así se cumplía la profecía: "se llamaría nazareno" (cfr. Mt 2,19-23)
José y María iban a Jerusalén todos los años por la fiesta de Pascua. Cuando Jesús tuvo doce años lo llevaron con ellos. Pasados los días de la fiesta, emprendieron el camino de regreso creyendo que el pequeño estaba en la comitiva. Pero cuando se dieron cuenta no era así, lo buscaron afanosamente y, después de tres días, lo hallaron de nuevo en el templo, sentado en medio de los maestros de la Ley, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Se emocionaron al verlo. Su madre le dijo: "Hijo, ¿por qué nos has tratado así?Tu padre y yo te buscábamos angustiados" (cfr. Lc 2, 41-48).
Según la tradición, José, María y Jesús pasaron otros veinte años de trabajo y de sacrificio. José estuvo siempre cerca de su esposa y de su hijo adoptivo, desvelándose por ellos, y murió poco antes de que Jasús empezara la predicación. No presenció su pasión y muerte en el Gólgota; tal vez no hubiera podido soportar el atroz dolor de la crucifixión de su Hijo tan amado.