Nuevamente agradecemos a D. Pedro Jaramillo, que colabore con nosotros compartiendo este poema dedicado a la Virgen Madre.
YO QUIERO LLORAR TU LLANTO
Dedicado a la Virgen Madre, en el Sábado Santo del coronavirus (11 de abril del 2020), este poema de verso libre tiene aún vigencia para este Sábado Santo del 2021, todavía celebrado en medio de la pandemia.
YO QUIERO LLORAR TU
LLANTO
Muchas veces he llorado,
quizás sin saber por qué;
pero las más he llorado
como reguero insaciable
de un corazón destrozado.
La vida nos ha enseñado
que llorar no es de
cobardes,
que es humano y
necesario,
para poder desahogar
tanto dolor encerrado.
Madre de la Soledad,
la del corazón por la
espada traspasado,
déjame llorar tu llanto
y confundir con las tuyas
mis lágrimas de dolor
en este Sábado Santo.
YO QUIERO LLORAR TU
LLANTO
El que hoy también te
brota
de esta terrible pandemia
que deja tu corazón
herido y desconcertado,
como aquella tarde de un
Viernes, te lo dejó
tu Hijo crucificado:
las preguntas se te
agolpan,
el silencio te golpea,
la tristeza te hace mella
cuando lo miras a Él
y en tu regazo lo
abrazas;
a Aquel que, siendo la
vida, la dejó crucificada.
Y, como Madre que amas,
hoy estás desconsolada;
estás al pie de la Cruz
de tantas vidas segadas,
de los angustiados
llantos
de tantos enfermos
clavados
al silencio de sus camas.
YO QUIERO LLORAR TU
LLANTO
Trasplántame las pupilas
de tus ojos,
regálame con la fuerza de
tus brazos,
enséñame las caricias de
tus manos,
inúndame de tu corazón de
Madre,
para que pueda ser yo
PIEDAD para mis hermanos.
YO QUIERO LLORAR TU
LLANTO
Y compartir tu ESPERANZA
en medio de este fracaso.
Es un fracaso de cruz,
de aquella que sabes
tanto.
Te mantuviste de pie,
a pesar de tu quebranto.
Y de pie nos recibiste,
cuando perdiste a tu Hijo
tan amado.
Y en aquel parto de cruz
te nacimos multitudes.
Jesús nos hizo el regalo,
su regalo más preciado,
Y nos dio a gustar ya
ahora
la calidez de tu abrazo.
Ese abrazo que ahora das
a todos nuestros hermanos:
el abrazo que ya has dado
a todos los que partieron
y a la CASA del Padre ya
han llegado.
El abrazo maternal que
das a nuestros enfermos:
dáselo en nombre de todos
y que sea abrazo tan
fuerte
que a todos haga sentirte
madre de MISECORDIA,
que los abrazas y
quieres.
YO QUIERO LLORAR TU
LLANTO
Y contigo adelantar la
novedad que esperamos:
vivir en la comunión que
a todos nos hace hermanos:
las personas y los
pueblos, las culturas y las razas,
los lejanos y cercanos.
Como tú lo fuiste un día,
sorprendidos quedaremos
por cumplirse la promesa
de una vida digna y plena:
la que nos hace cercana
la madurez de los frutos
en JESÚS RESUCITADO.
P. Pedro Jaramillo.- Párroco de San Juan de la Cruz (Guatemala)