Necesitamos, oh María, que tú
formes nuestro corazón, como
formaste el del Cordero inmaculado,
Jesús, tu Hijo... Forma así el
nuestro, para que sea generoso,
para que sea piadoso, y para que
sea fuerte, inflamado todo él en dos
amores: caridad hacia Dios y
caridad hacia el prójimo
Beato Santiago Alberione