El Corpus se nos quedó “abierto”, para que desde él, muy especialmente en estos tiempos de pandemia, constatemos de nuevo la paradoja: quien gana, pierde; quien pierde, gana. Porque la vida se realiza en la entrega. Comentaba el Papa Francisco: “quien vive para sí mismo, pierde; decimos que es un egoísta. Pero, parecería lo contrario: quien vive para sí mismo… parece un ganador a los ojos del mundo. La publicidad nos machaca con esta idea, – la idea de buscar solo lo propio, la idea del egoísmo-; pero Jesús no está de acuerdo y la rechaza. Según él, quien vive para sí mismo no solo pierde algo, sino que pierde toda la vida; mientras que quien se entrega encuentra el sentido de la vida y gana (Homilía en Palermo, 15-9-18). La Eucaristía es el “memorial” de esta paradoja: nos hace actual y presente la entrega de Jesús hasta el final y nos reclama la nuestra: “con Jesús abierto quedó el camino/, para en la suya encajar nuestra entrega/, sin la que todo será un desatino”.
martes, 8 de junio de 2021
SONETO: EUCARISTÍA-ENTREGA
La Cena de Jesús fue el anticipo
de su vida entregada a los humanos
en la cruz de pies y manos clavado,
nos quedó como el único arquetipo.
Nunca habrá Eucaristía de otro tipo,
sin que en ella quedemos implicados
y con garra sentirnos empeñados
de asumir de Jesús el prototipo.
Con Jesús abierto quedó el camino
para en la suya encajar nuestra entrega
sin la que todo será un desatino.
Pues no habrá otro interés que nos mueva
ni podremos marcarle otro destino:
la Eucaristía la entrega renueva.
P. Pedro Jaramillo.
Parroquia de San Juan de la Cruz (Guatemala)