Hemos de trabajar para
transformarnos de modo que la
mente esté unida a Jesús: nuestra
cabeza piense como Jesús, nuestro
corazón ame cuanto Jesús ama en
el sagrario: al Padre y a las almas.
Nuestros deseos y quereres estén
unidos a los de Dios.
Beato Santiago Alberione