Hay que formar primero el hombre
sensato, justo, sociable...
Encima poner al cristiano, que sigue
a Jesucristo, camino, verdad y vida...
Añadir luego el religioso santo,
que tiende a la perfección en la vida
común, en la práctica de los consejos
evangélicos, en el apostolado paulino.
Beato Santiago Alberione