miércoles, 8 de septiembre de 2021

San José en la Familia Paulina III

A la protección especial de san José, y al ejemplo de este fidelísimo colaborador de Dios en la obra de la redención encomendó el Fundador de manera especial a sus religiosos laicos de la Sociedad de San Pablo, a los que denominó “Discípulos del Divino Maestro”. San José es para los Discípulos el modelo de la colaboración en el único apostolado paulino, que comparten con los sacerdotes. La misión es única; las tareas son diversas y distintas, pero única es la obra, único el anuncio.

Los Discípulos del Divino Maestro deben imitar a san José ante todo en el espíritu de cooperación en la obra de la redención: “El Discípulo está pensado como san José: es decir, junto al sacerdote: en formación, en la cooperación, en el apostolado. La cooperación junto al sacerdote mediante la oración es la más importante, ante todo para su santificación, de la que todo ministro tiene gran necesidad” (Carissimi in San Paolo, p. 370). Deben imitarlo, además, en las virtudes, especialmente la docilidad, el silencio y la humildad. Todo esto no es obstáculo para su competencia profesional, sus capacidades y dotes especiales: se trata de un estilo de vida, de una manera de ser, un camino de santidad, como el de san José (cfr. Id, p. 347).

Otro aspecto muy importante de la imitación es la “reparación”, que san José aprendió de Jesús: “Jesús es el Reparador… Y ahí está el Discípulo que, por su misión reparadora se integra en la misión misma de Cristo Reparador, Redentor… El Discípulo repara de tres formas: con su vida, con su vida de oración, y con su apostolado” (Id, p. 370).

Si los Discípulos del Divino Maestro consideran a san José su modelo, los miembros del Instituto “Santa Familia” lo honran como ejemplo de hombre justo, de esposo fiel y padre de familia ejemplar, además de protector providente de todas las familias. “Santa Familia” es un instituto de vida secular consagrada, destinado a cónyuges cristianos, que hacen la profesión de los votos tradicionales, de acuerdo con su condición de casados. Nacido del corazón del beato Santiago Alberione, comenzó su andadura sólo después de la muerte del Fundador. Cultivan una entrañable devoción a san José.