No adquirimos caridad si no tenemos en nuestra mente el verdadero concepto de la caridad y los verdaderos motivos por los que debemos amar. La primera reforma hay que hacerla en los pensamientos, la segunda en los sentimientos.
Así pues, se debe reformar los pensamientos, después vendrá la reforma del corazón... y luego se llega a la caridad en todo el conjunto de la vida (FSP 58, pp. 250-251)
Beato Santiago Alberione