Jerusalén suene sus trompetas, porque está
cerca el día del Señor: mirad que viene a
salvarnos. ÉL es el esperado, el suspirado de
las naciones; la Virgen me dé el Salvador;
los hombres acojan la salvación. Ha llegado
la plenitud de los tiempos. Camine delante
de nosotros; nos enseñe sus sendas; nos
amaestre en la justicia; nos muestre el camino
de la prudencia.