San Juan Bautista es hoy para nosotros
maestro de sinceridad, de veracidad, de
franqueza. Dice cándidamente cuanto él
es, y niega con claridad ser lo que no es. La
ambición empuja frecuentemente al hombre
a jactarse de cualidades y méritos que no
tiene. La mentira, la hipocresía, el engaño,
son vicios muy habituales. Al contrario, el
Evangelio enseña a amar la sinceridad.