Persuadámonos que san Pablo
es un padre tiernísimo.
¡Qué afecto nutrió por sus
primeros discípulos: san Tito,
san Timoteo, santa Tecla, san
Lucas y Filemón!¡Cuántos
santos florecieron a su
alrededor! Florecieron
entonces, y florecerán también
ahora (APim, 247)
Beato Santiago Alberione