El apostolado de la edición... exige, en quien lo ejerce, que, abandonando sus sentimientos privados, incline siempre la mente, la voluntad y el corazón a pensar, obrar y sentir, y por tanto a escribir de conformidad con la Iglesia. En una palabra, que tenga corazón de hijo con ella, que tiene corazón de madre para los hombres (AE,35).
Beato Santiago Alberione