Hoy agradecemos a Dolores Andreu que haya tenido a bien compartir su reflexión sobre el Evangelio. de hoy.
“Me levantaré, me podré en camino adonde está mi padre y le diré:
Padre,
he pecado contra el cielo y contra ti” (Lc
15,18)
Este
domingo tenemos el evangelio del hijo pródigo, uno de los más enternecedores
del Nuevo Testamento.
El
hijo pródigo que después de haberse ido de su casa, pidiendo su herencia y
derrochándola en una mala vida, piensa volver a ella confiando que su padre le
podría aceptar al menos como un criado. Pero el padre cuando lo ve de lejos
corre hacia él y lo abraza contento y feliz de que su hijo haya regresado a
casa, y manda a los criados que lo sirvan como parte de nuevo de su familia.
En
la actitud del hijo pródigo que ha caído en lo más hondo como consecuencia de
sus actos, Jesús nos descubre el verdadero rostro de Dios.
Nosotros
también nos alejamos de Dios en infinidad de ocasiones y podemos tener la
tentación de pensar que nos va a
rechazar y que ya estamos perdidos porque nos sentimos que no somos dignos ya
de su confianza. Pero Dios sabe que somos débiles y aún así nos quiere y nos ha
hecho hijos en el Hijo Jesucristo, por eso está deseando que nos acerquemos a
Él, porque sabe que en ningún sitio vamos a estar mejor que en casa del Padre.
Dios no deja de esperarnos una vez y otra con
toda la paciencia del mundo, dejando que desde nuestra libertad volvamos a Él.
Quiere que todos sus hijos retornen a casa, no le importa nuestras infidelidades,
nos ama y quiere que nos dejemos amar por Él.
Dolores Andréu,
anunciatina