Buenas son todas las devociones, pero la Misa es la devoción reina, el sol de las devociones. Las otras están en relación a esta y tanto valen cuanto sirven a aplicárnosla. Toda gracia nos viene del santo Sacrificio. Por tanto, Misas cada vez más devotas, jornadas que sean una continua preparación y agradecimiento al más grande acto de piedad (APD47, 162).
Beato Santiago Alberione