[Hemos de tener] amor de complacencia que se alegra de las grandezas, de las virtudes y de los privilegios de María; de benevolencia que anhela, ruega y actúa para que la devoción a la Virgen santa se adueñe e inflame todos los corazones. Amor de gratitud por los beneficios que nos dispensa (AE, 205).
Beato Santiago Alberione