Revestíos de entrañas de misericordia, de benignidad, de humildad, de paciencia, soportándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente las ofensas. San Pablo nos exhorta a amarnos en paz unos a otros como si fuéramos una familia, o mejor un cuerpo solo y una sola alma, soportando uno los defectos de los demás (APim, 60).
Beato Santiago Alberione