Jesús dirigió al joven rico una mirada de amor. Si queréis de veras la santidad, cuando entráis en la iglesia mirad al Sagrario, con amor: detrás de esa puertecita Jesús mira a cada cual con amor y lo conoce todo. ¿Conocemos a Jesús? (PrP I, 120-121).
Beato Santiago Alberione