Si amáis de veras a Jesús debéis buscar, estudiar lo que le place, tener ardentísimo deseo de la gloria del Padre, de la propagación de la fe. Jesús desea vivísimamente la salvación de las almas y sobre todo anhela que las vuestras sean santas, hermosas, suyas del todo, sin disgustarle nunca (APD47, 298).
Beato Santiago Alberione