Entre los santos la Virgen santísima ocupa el primer lugar; ella es, después de Jesús, el más bello modelo que se pueda imitar. El Espíritu Santo, que en virtud de los méritos de Jesucristo vivía en ella, la hizo una copia viviente de su divino Hijo. Acercarse a María es acercarse a Jesús (AE, 203).
Beato Santiago Alberione