¡Qué míseros somos! Y, por otra parte, ¡qué bueno es el Señor! Por mucho que se estudie la bondad de Dios, nunca llegaremos a comprenderla. Tened confianza en que el Señor ha olvidado y perdonado las culpas pasadas; una confianza que os lleve a la santidad a pesar de todo (APD47, 437).
Beato Santiago Alberione