Si no cumplimos bien nuestra misión, el Señor puede sustituirnos. Existe sin cesar el peligro de desviarse del fin especial. Siempre habrá que predicar la Palabra di Dios; habrá siempre almas que salvar. El medio puede variar, pero la predicación debe continuar (Vademecum, n.1065).
Beato Santiago Alberione