Las vocaciones son inmensamente más numerosas que cuantas vienen. ¡No se pierda ninguna por causa nuestra! Dios ha preparado aquella alma, con aquellas determinadas disposiciones, para una vocación. Es necesario que nosotros cooperemos, facilitando el camino, abriendo la puerta. Ante todo rezad, pero luego invitad, actuad, obrad (APD47, 592).
Beato Santiago Alberione