an Pablo es el apóstol encendido en amor a las almas; ya en esta tierra vivía para ellas, y sus Cartas están llenas de las más tiernas expresiones de afecto. Ahora él nos instruye a nosotros... Él nos amaestra con el esplendor de sus ejemplos. ¡Cuánto afecto, pues, no nos tendrá en el paraíso! (APim, 109)
Beato Santiago Alberione